EL VACIO ES UN LUGAR NORMAL
Existe una categoría en el arte contemporáneo en la que cabe un amplio porcentaje de producción de casi todos los artistas y que sin embargo no es considerada como tal en los concursos, premios, becas, salones ni exposiciones. Esta es “La obra de ropero” u “obra de cajón”. Si existiera un premio a la trayectoria en esta categoría, todos tendríamos al menos una mención, un diplomita, un souvenir. En esta categoría entra todo el arte no mostrado, cajoneado, archivado, cubierto de polvo y rodeado de sombra, no importa si es obra envuelta cuidadosamente en filmina y plástico de burbujas, guardada como en una capsula del tiempo para que los antropólogos del mañana la estudien o si esta mojada y arrugada en un rincón como en penitencia, toda ella es obra de ropero.
El carrito viene cargado con? obra cajonera! cuantas cosas se pueden nombrar?: Obra que no alcanzo los requisitos para ser mostrada ni para devenir en basura, obra mostrada y no vendida, obra que no sale del clóset, no asumida, el lado B del artista, el detrás de escena, obra negada por el sistema o por los artistas mismos, ovejas negras de la producción, obra fosil, obra archivo, obra “ni”, ni tanto ni tan poco, obra obsoleta. Hoy, hoy, hoy. Amantes del presente furioso, en el arte se reivindica el ahora, la producción última, inmediata ¿porque las obras viejas están condenadas a morir? distintas postulaciones tienen en sus requisitos obra producida en los últimos dos años, asi como limites de edad. Obras y personas van quedando obsoletas, afuera de muchas cosas y adentro de muchos cajones.
Dando por sentado, simplemente por comodidad, que no hay obra sin expectadores, se puede afirmar que existe un sustrato de no obra que como tierra fértil es la base de toda la obra que conocemos. Una zona silenciosa, una hache, un vacio contenedor. Ese lugar es omnipresente. Asi como todos los vivos somos sostenidos por los muertos, que son presente, que existen, y son la base y el alimento de la vida, el espacio entre respiración y respiración, el momento entre los pulmones vacios y llenos, el silencio en definitiva, es el sustrato de todo el sonido. Sustrato como lo son los artistas que dejan de producir, donde van, donde están cuando desaparecen? Toda la masa informe de artistas mostrando y produciendo es sostenida por el océano de artistas… inactivos? como definirlos? cuando un artista deja de serlo?. La historia la escriben los que ganan, la punta del iceberg.
Tomemos una obra, pongámosla en una galería céntrica, ahora en un museo, ahora en un museo cientifico, ahora en un zoológico, ahora en un ropero, ahora en una vienal europea, ahora en el medio de las salinas grandes, ahora en una avenida, ahora en una publicidad de ravioles, ahora en el diario, ahora en la luna.
El silencio entonces de las cosas congeladas en el freezer, de las cosas en pausa o en stop, será tomado en la presente muestra como una reivindicación de la nada misma. Una muestra en la nada para nadie habilita un espacio para el arte de mirar las piedras y que las piedras miren al arte. Vamos a un rio a montar obra.
Una muestra para nada. Y que es eso? vamos allá. Que la vea el sol, que las nuves hagan fila.
Marta Mansilla es una grabadora incansable, sometida por inercia a la poca cabida que tiene el grabado en el arte contemporáneo, produce continuamente con esa pulsión que lleva a los artistas a no dejar de hacer aunque no halla donde, para que o como mostrar. Con el tiempo descarta los grabados y se queda con las matrices, como un fotógrafo guarda los negativos y los archivos descartando el papel, por no ocupar tanto espacio. Matrices de metal, madera, carton, cajas de tetrapack, la promesa muda de un monton de palabras. Algunos grabados se guardan para girar en ferias y muestras itinerantes. Otros se guardaron en la nada para nadie.
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Existe una categoría en el arte contemporáneo en la que cabe un amplio porcentaje de producción de casi todos los artistas y que sin embargo no es considerada como tal en los concursos, premios, becas, salones ni exposiciones. Esta es “La obra de ropero” u “obra de cajón”. Si existiera un premio a la trayectoria en esta categoría, todos tendríamos al menos una mención, un diplomita, un souvenir. En esta categoría entra todo el arte no mostrado, cajoneado, archivado, cubierto de polvo y rodeado de sombra, no importa si es obra envuelta cuidadosamente en filmina y plástico de burbujas, guardada como en una capsula del tiempo para que los antropólogos del mañana la estudien o si esta mojada y arrugada en un rincón como en penitencia, toda ella es obra de ropero.
El carrito viene cargado con? obra cajonera! cuantas cosas se pueden nombrar?: Obra que no alcanzo los requisitos para ser mostrada ni para devenir en basura, obra mostrada y no vendida, obra que no sale del clóset, no asumida, el lado B del artista, el detrás de escena, obra negada por el sistema o por los artistas mismos, ovejas negras de la producción, obra fosil, obra archivo, obra “ni”, ni tanto ni tan poco, obra obsoleta. Hoy, hoy, hoy. Amantes del presente furioso, en el arte se reivindica el ahora, la producción última, inmediata ¿porque las obras viejas están condenadas a morir? distintas postulaciones tienen en sus requisitos obra producida en los últimos dos años, asi como limites de edad. Obras y personas van quedando obsoletas, afuera de muchas cosas y adentro de muchos cajones.
Dando por sentado, simplemente por comodidad, que no hay obra sin expectadores, se puede afirmar que existe un sustrato de no obra que como tierra fértil es la base de toda la obra que conocemos. Una zona silenciosa, una hache, un vacio contenedor. Ese lugar es omnipresente. Asi como todos los vivos somos sostenidos por los muertos, que son presente, que existen, y son la base y el alimento de la vida, el espacio entre respiración y respiración, el momento entre los pulmones vacios y llenos, el silencio en definitiva, es el sustrato de todo el sonido. Sustrato como lo son los artistas que dejan de producir, donde van, donde están cuando desaparecen? Toda la masa informe de artistas mostrando y produciendo es sostenida por el océano de artistas… inactivos? como definirlos? cuando un artista deja de serlo?. La historia la escriben los que ganan, la punta del iceberg.
Tomemos una obra, pongámosla en una galería céntrica, ahora en un museo, ahora en un museo cientifico, ahora en un zoológico, ahora en un ropero, ahora en una vienal europea, ahora en el medio de las salinas grandes, ahora en una avenida, ahora en una publicidad de ravioles, ahora en el diario, ahora en la luna.
El silencio entonces de las cosas congeladas en el freezer, de las cosas en pausa o en stop, será tomado en la presente muestra como una reivindicación de la nada misma. Una muestra en la nada para nadie habilita un espacio para el arte de mirar las piedras y que las piedras miren al arte. Vamos a un rio a montar obra.
Una muestra para nada. Y que es eso? vamos allá. Que la vea el sol, que las nuves hagan fila.
Marta Mansilla es una grabadora incansable, sometida por inercia a la poca cabida que tiene el grabado en el arte contemporáneo, produce continuamente con esa pulsión que lleva a los artistas a no dejar de hacer aunque no halla donde, para que o como mostrar. Con el tiempo descarta los grabados y se queda con las matrices, como un fotógrafo guarda los negativos y los archivos descartando el papel, por no ocupar tanto espacio. Matrices de metal, madera, carton, cajas de tetrapack, la promesa muda de un monton de palabras. Algunos grabados se guardan para girar en ferias y muestras itinerantes. Otros se guardaron en la nada para nadie.
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EL PAIS DE LOS MARAVILLOS
Cuentos de niños, para gente grande y peluda del
arte / Quinta entrega
Nadie esta esperando que Alicio aparezca, Nada esta sentado a la sombra de Nadie, la sombra de Nada trepa por las piedras, los árboles y se vuelve roja en el río cargado de iodo. Se sumerje a bucear en una olla color cobre y en el pelo se le enriedan musgos y algas, cangrejos y almejas. Los peces conversan sobre las probabilidades legales de la sal en el océano, paisaje mítico donde, dicen, hay peces con luz, peces martillo, peces unicornio que rompen el hielo con sus cuernos y peces que viven del Arte, la cual es en la teoría de la evolución darwiniana, una pariente lejana de la sombras, nadas y nadies, como lo son los dinosaurios a las aves, aunque en otra rama evolutiva son mas cercanas a los negocios gordos. En el fondo de la olla un remolino absorbe a la sombra y se la lleva de viaje por el centro de la tierra, donde olvida que ha de desaparecer en la oscuridad. Arriba bajo el sol, un coleccionista de ecos intenta negociar con Nadie para quedarse con su sombra, argumenta que sombras y ecos haran buenas migas y se verán bien en el Museo Polifasetico Rocsen junto a los cuernos de los narvales, las radios que ya no suenan, los pajaros que ya no vuelan y los terneros de dos cabezas. Nada intercede para decir que sombras y ecos no se ven. Todo para nada, Nadie lo escucha, pero su sombra tira de el como un pez por el anzuelo y se lo lleva hasta el núcleo interno de la tierra donde hay tanta luz que Nadie y su sombra son la misma cosa. Juntos emergen por una chimenea de los fondos abisales donde se encuentran con los negocios gordos y los peces blancos. Arriba bajo la luna Nada y el coleccionista miran la superficie del río en silencio, el coleccionista guarda trocitos de arena en sus bolsillos y piensa como convencer a Nada para que se le venda a cambio de un montón de mica.
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“El país de los Maravillos” es una serie de cuentos
escritos por Eva Finquelstein a partir de la serie gráfica “Geometrías
inestables” de Pablo Bofelli.
“Geometrías inestables” y “El país de los
Maravillos” son producciones específicas para el ciclo Expectativa Cero de
Galerías Efímeras.
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